Bosquejo de un intento de suicidio
Golpeó tres veces contra la pared y apretó los puños para no llorar.
Se sentó durante horas en su viejo sillón sin mencionar palabra.
Giró su rostro hacia la cómoda; respiró profundo dándose un segundo para volver a pensar en ello.
Caminó lento hacia allí; abrió el cajón de la derecha; sacó la ’38 y una bala.
Colocó la bala en el tambor y presionó con fuerza el arma entre sus manos.
Se sentó a la máquina y escribió algunas palabras que abordaron su mente como fotografías en sepia:
Laura...
...una sonrisa en tonos de otoño...
....soledad
Volvió a golpear la mesa ahogando el llanto.
Encendió un cigarrillo sin pensarlo; hacía un año que había dejado de fumar y aún guardaba medio atado.
Miró durante un rato la TV (no importa cuánto). Se puso el abrigo y salió sin cerrar la puerta.
Bajó
....las
.....escaleras
.......lentamente.
Se detuvo un instante en la calle; encendió otro cigarrillo... aspiró hasta llenar por completo sus pulmones... y tosió.
Caminó algunas cuadras (por un momento pudo distraerse); se detuvo frente a la tienda de antigüedades, tomó una botella de la basura y la arrojó con fuerza contra el vidrio. De niño siempre quiso hacerlo.
Corrió unos minutos como loco y cuando se sintió exhausto, se apoyo en la pared de la vieja fábrica (ahora un shopping), y rió, con nerviosismo, satisfecho.
Detuvo un taxi y fue hasta el puerto; dolía respirar el aire frío. Introdujo la mano en su abrigo buscando el arma. Palpó un bolsillo... luego el otro.
-¡¿Cómo pude olvidarla?! -Gritó furioso.
Volvió a su casa maldiciendo su memoria. Arrojó el arma a la basura y se sentó en el sillón en silencio hasta quedarse dormido.
Mañana le esperaba un día duro.
Gabriel Parrinello (codename: steppenwolf)
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